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viernes, 19 de noviembre de 2010

La dimensión verbal en el teatro anarquista: la columna de fuego de Alberto Ghiraldo

La Columna de Fuego
Dice Héctor Cordero: "La obra es estrenada por la Compañía de Pablo Podestá (octubre de 1913) en el Teatro Nuevo, (hoy Municipal General San Martín). Se ha colmado el "gallinero". Son los trabajadores. Los obreros del puerto, los aguerridos militantes de la FORA de todos los gremios...Hay en el ambiente un clima de asamblea pública antes que de espectáculo teatral...En un momento dado, una nube de papeles impresos comienza a caer desde lo alto. Son volantes de intención proselitista. Caen sobre los palcos y plateas".
La Columna de Fuego desarrolla la lucha de León durante una huelga portuaria, debe enfrentar a los rompehuelgas, entre ellos un antiguo luchador, Marcos. Este se constituye en traidor. La hija de Marcos, Telma, ama a León y delata la traición de su padre. León enfrenta a Marcos y "el traidor" lo mata. Ahora toma las banderas de la lucha el amigo de León, el teórico, Salvador. León es velado con la bandera roja alrededor de su féretro. Se han prohibido los discursos pero igualmente Salvador se dirige a los asistentes al funeral. Telma también se hace presente. Y la huelga continúa a pesar de la muerte del héroe.
A través del argumento se puede explicar la fervorosa recepción politizada, especialmente de los obreros portuarios. El tema de la huelga portuaria es de fundamental importancia para el anarquismo.


El discurso anarquista:
León: una de las características del teatro anarquista es la inserción de un discurso político con sus leyes propias. Si analizamos según las categorías propuestas por María Marta García Negroni en su artículo "La destinación del discurso político, una categoría múltiple"  veremos que el discurso de León es un claro discurso político: Marcos: "¿La huelga por la huelga, entonces?". León: "No. La huelga por la revolución. Ella es por ahora nuestra mejor arma, nuestra arma poderosa, contra un sistema inicuo de explotación proletaria, que a nosotros, los luchadores de hoy, nos corresponde destruir, en beneficio de todos, aboliéndolo para siempre, borrándolo del terreno económico, tal, como ayer, nuestro abuelos lo hicieran, en el político, con regímenes de prepotencia, absurdos y tiránicos" (Prólogo). Y en el Acto I, Cuadro I, Escena II dice León: "Escuchen el final del manifiesto que me ha confiado el Consejo de la Federación Obrera. (Leyendo) Compañeros: se nos amenaza con la declaratoria de un nuevo estado de sitio. Sabemos de buena fuente que las autoridades están resueltas a acudir como otras veces a la fuerza armada para contrarrestar este nuevo gesto del proletariado argentino, explotado como todos, por una clase insaciable en sus ambiciones. estemos en guardia, pues! Ya sabemos entonces que estado de sitio quiere decir entre nosotros, estado de barbarie. Bien, para el caso de que otra vez los locales obreros sean asaltados, cerradas nuestras imprentas, perseguidos, presos o deportados nuestros hermanos de dolor y de causa, por una autoridad convencida de que la razón y la ley residen en las culatas de sus fusiles asesinos, esta Federación, haciendo uso de la autorización debidamente conferida para el caso, decreta desde ya la huelga general de todos los gremios adheridos a ella, y recomienda a sus componentes adopten todas las medidas que las circunstancias aconsejan...".

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